Visitamos la casa de la alhóndiga (contable), paseamos por la plaza del Adelantado (gobernador), nos contaron la leyenda de “la siervita” de quien un pirata que vivía por las islas se enamoró perdidamente. Visitamos el convento de Sta. Catalina, y paseamos por una calle, tremendamente helada, donde hace ya siglos, donde se vendia carne los días de mercado.
Visitamos también la casa Lercaro, donde se dice que hay una leyenda de un fantasma de una mujer.
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